Ni el de Bellver ni el de Loarre: así es uno de los castillos más bonitos e inaccesibles de España

Hay miles de castillos repartidos por toda España, pero muy pocos pueden decir que son prácticamente inexpugnables. Algunos como el de Bellver en Palma de Mallorca, el de Loarre en Huesca o el de Olvera en Cádiz tienen fama de inaccesibles, y a esa lista hay que sumar un fortín de la ciudad de Málaga que domina toda la capital de la Costa del Sol: se trata del imponente castillo de Gibralfaro, una de las fortalezas más fascinantes de toda Andalucía.
Este descomunal castillo lleva siglos erigiéndose sobre la urbe andaluza, pero además de sus (casi) infranqueables muros, destaca por una ser de una belleza incomparable. Sus muros acogieron a Fernando el Católico, y es sin duda una de las paradas imprescindibles en el itinerario si se visita la ciudad de Málaga. Con una historia que involucra a fenicios y musulmanes, esta fortaleza es sin duda una de las más especiales que se pueden visitar en España.

La primera construcción que hubo sobre el monte Gibralfaro no fue este castillo, sino un recinto fenicio que albergaba un faro. Siglos después, Abderramán III reformó el complejo, pero fue en el siglo XIV cuando los musulmanes lo convirtieron en una fortaleza de gran tamaño "para resguardar la Alcazaba y sus tropas", según la web de turismo de Málaga. Eso sí, no duró mucho tiempo sin ser atacada, ya que un siglo y medio después, en 1487, fue conquistada por los cristianos.
Tras caer en manos de los Reyes Católicos, Fernando II de Aragón lo utilizó como residencia, e incluso se ordenó que el castillo de Gibralfaro apareciera en el escudo de armas de la ciudad. Desde entonces, el fortín se ha mantenido totalmente infranqueable desde lo alto del cerro, dominando toda la ciudad de Málaga y convirtiéndose en uno de los grandes símbolos de la urbe. Además de su inaccesibilidad, esta fortaleza también es una de las más increíbles de Andalucía, y por ello merece, sin lugar a dudas, una visita.

El castillo tiene ocho torreones y una doble muralla: una exterior que conecta con el barrio de La Coracha haciendo zigzag y una interior que rodea toda la fortaleza. Este espectacular fortín se divide en dos zonas, una situada en la parte más alta en la que se encuentra la Torre Mayor (18 metros de altura) y una más abajo donde se ubica el patio de armas y la torre Blanca; la combinación de ambas crea un monumento magnífico que lleva siglos siendo una de las grandes joyas de Málaga.
Desde el castillo se tienen unas vistas privilegiadas tanto de la ciudad de Málaga como del puerto, e incluso cuando el cielo está completamente despejado se pueden avistar los picos más altos de la cordillera del Rif, en Marruecos. Por ello, si se hace una escapada a la capital de la Costa del Sol, hay que descansar un día de la playa y las aguas del Mediterráneo y subir a esta impresionante fortaleza.
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