Hyundai Ioniq 5 N: la lección coreana

Digámoslo sin rodeos: el Ioniq 5 N no tiene la estética adecuada. Es una pena, porque este crossover familiar es, sin duda, la demostración más emocionante de lo que podría ser el Santo Grial en cuanto a deportivos eléctricos. Partiendo de la idea de reproducir las sensaciones al volante de un deportivo con motor de combustión, los ingenieros de Hyundai han desarrollado un auténtico laboratorio de tecnologías que merece estar en un coupé. Con unas vías ensanchadas (+55 mm en la parte trasera) para albergar llantas de 21 pulgadas, faldones laterales y un difusor trasero, el crossover de 4,71 m de longitud desmiente las ideas preconcebidas.

A la impresionante potencia, similar a la de un Porsche 911 Turbo S (hasta 650 CV con modo boost), pero tan fácil de obtener con motores eléctricos, los ingenieros han combinado un sistema (N e-Shift) que simula a la perfección las sensaciones de una caja de cambios de ocho velocidades, incluyendo las sacudidas al cambiar de marcha y el limitador de revoluciones, un repertorio sonoro que incorpora los decibelios de un deportivo con motor de combustión y un sistema que gestiona la distribución del par en ambos ejes, en 11 niveles. A esto se sumará un diferencial trasero de deslizamiento limitado y una suspensión controlada electrónicamente.

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Si bien no se puede culpar a los ingenieros por llevar la demostración al límite, en la práctica, el 5 N se beneficiaría enormemente de simplificar los modos y las configuraciones. Las sensaciones que ofrece, como la aceleración (de 0 a 100 km/h en 3,4 segundos) y la aceleración, son de muy alto nivel, pero en última instancia no muy útiles, a menos que se acepte una autonomía modesta para una batería de 84 kWh (338 km registrados). Afortunadamente, con su plataforma de 800 V, el 5 N pasa del 10 % al 80 % en tan solo 18 minutos.

FICHA TÉCNICA