Termas y bienestar: la otra España en Extremadura

Con la llegada del otoño y el calor abrasador del verano ya a nuestras espaldas, comienza una de las mejores épocas para visitar el suroeste de España. Extremadura, una región menos conocida pero sorprendente, ofrece días ideales para un viaje a través del bienestar, la naturaleza y la historia. A pesar de estar en el interior, el agua es el elemento central del paisaje extremeño: lagos artificiales, ríos serpenteantes, cascadas ocultas y aguas termales crean un paisaje vibrante y cautivador. Las aguas termales son uno de los elementos que la convierten en un destino único para quienes buscan bienestar y relajación: hay seis balnearios en la región, reconocidos por las propiedades curativas de sus aguas minerales. Esta atractiva dimensión de autocuidado se complementa con paisajes relajantes y siglos de historia, que incluyen pueblos medievales y ciudades romanas. Para llegar a Extremadura, puede volar a Madrid, Sevilla o Salamanca y continuar en tren, autobús o coche.

Hervás 1 (Cáceres-Extremadura) ©Patronato Español de Turismo-Turespaña
En el corazón de la provincia de Badajoz, a pocos kilómetros de Portugal, dos balnearios termales recuerdan la importancia de las aguas curativas: el balneario de Alange y el Balneario El Raposo. Antes de relajarse, puede visitar la ciudad de Badajoz, con su patrimonio histórico, donado en gran parte por los árabes, quienes construyeron la Alcazaba, un imponente castillo-fortaleza, en el año 875. Desde aquí, podrá contemplar el antiguo sistema defensivo de baluartes y murallas que aún narra la historia de la ciudad. A pocos kilómetros de Badajoz se encuentra Alange, una localidad a orillas del lago artificial del mismo nombre, con su famoso balneario. Construido por los romanos en el siglo III, es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En su interior, encontrará un ambiente atemporal: patios soleados, jardines cuidados y un ritmo pausado que invita a la relajación. Las aguas termales de Alange, conocidas desde la antigüedad por sus propiedades beneficiosas, son especialmente adecuadas para tratar el reumatismo y las afecciones respiratorias. Sumergirse en estas piscinas significa regenerar cuerpo y espíritu en un entorno de absoluta tranquilidad. Más al sur se encuentra el Balneario El Raposo, otro destino termal clave en Extremadura. Aquí, el elemento curativo son los fangos termales naturales, y la historia de este balneario tiene orígenes casi legendarios: en 1860, un ganadero local descubrió accidentalmente las propiedades terapéuticas del manantial al encontrar a su cerdo, con dolor articular, cubierto de barro junto a un estanque. A partir de entonces, el animal encontró alivio, y la noticia se extendió rápidamente entre los lugareños, quienes descubrieron las propiedades beneficiosas de estas aguas, capaces de mejorar las condiciones de quienes padecían dolor e inflamación. Así, en 1886, se construyeron los primeros edificios del balneario El Raposo, que aún hoy es famoso por sus aguas termales y fangos.

Hervás 1 (Cáceres-Extremadura) ©Patronato Español de Turismo-Turespaña
El centro histórico de Cáceres, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es una joya preservada intacta por el paso del tiempo. Su arquitectura refleja la historia de la ciudad, marcada por las batallas entre moros y cristianos, y es una fascinante mezcla de estilos romano, islámico, gótico septentrional y renacentista italiano. Las influencias de estas culturas son claramente visibles en la muralla árabe de aproximadamente un kilómetro de longitud, los palacios y las torres. La provincia de Cáceres alberga otros cuatro balnearios que hacen de Extremadura un destino de renombre para los baños termales: Baños de Montemayor, Fuentes del Trampal, el balneario del Valle del Jerte y El Salugral.

Balneario de Alange 2© Patronato de Turismo de España-Turespaña
Cuando los bosques de castaños y robles se tiñen de colores cálidos e intensos. Este espectáculo natural se celebra cada año con el Otoño Mágico, que en 2025 se celebrará del 24 de octubre al 30 de noviembre. El programa incluye degustaciones de platos típicos, visitas guiadas, conciertos, representaciones teatrales y exposiciones. Entre los atractivos del valle se encuentran sus aguas termales, utilizadas desde la época romana, entre los siglos I y IV. Los Baños de Montemayor eran muy apreciados por militares, oficiales y la población local por las propiedades de sus aguas sulfurosas. Hoy en día, este centro combina instalaciones modernas con antiguas termas romanas, ofreciendo experiencias de bienestar y relajación. En el pequeño pueblo de Montánchez, se encuentran las Fuentes del Trampal, donde también se practica el uso terapéutico de estas aguas desde hace siglos. Es la floración de los 1,5 millones de cerezos lo que alegra la primavera en el Valle del Jerte. Un lugar encantador, atravesado por el río del mismo nombre, que ofrece rutas de senderismo durante todo el año, como la ruta circular de la Garganta de los Infiernos: 16 kilómetros, que se pueden recorrer en unas seis horas, serpentean desde la ciudad de Jerte a través de los espectaculares paisajes de esta reserva natural, que incluyen formaciones rocosas moldeadas por el agua y piscinas naturales conocidas como pozas gigantes. A tan solo veinte minutos en coche de Jerte se encuentran las Termas del Valle del Jerte: un balneario hidrotermal que ofrece tratamientos de bienestar, incluyendo tratamientos con cereza y chocolate. Finalmente, en el pintoresco pueblo de Hervás, conocido por el patrimonio histórico y cultural de su comunidad judía, las Termas de El Salugral son otro centro de bienestar dedicado a las propiedades de sus aguas minerales.
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