Dolmen de Soto: el milagro del Sol y el enigma de la Prehistoria en Huelva

El privilegiado escenario natural entre los ríos Tinto y Odiel, en la provincia de Huelva, donde el recorrido del agua es abundante, las tierras son aptas para el cultivo y la ganadería, y son prolíficos los aforamientos minerales, revelan el poblamiento del entorno del IV-III milenio a.C., un periodo marcado por las construcciones megalíticas funerarias y calendarios solares, que invita a descubrir y pasear por estos tesoros prehistóricos.
Uno de los grandes atractivos prehistóricos de Huelva es el Dolmen de Soto, en el municipio de Trigueros (N-435), que destaca por su grandiosa arquitectura y excepcionales grafías rupestres, además de constituir un foco turístico durante los equinoccios de primavera y otoño, cuando los rayos de sol penetran al amanecer por el corredor del dolmen hasta su cámara funeraria durante unos minutos, por lo que el espectáculo está servido.
El Dolmen de Soto, que fue descubierto hace un siglo en el término triguereño, es uno de los monumentos megalíticos más impactantes del sur peninsular. Construido en piedra y arcilla hace alrededor de 6000 años, pertenece a la familia de dólmenes denominados de «corredor largo» y es el mayor de los más de 200 encontrados en la provincia de Huelva, formando parte de las construcciones megalíticas del occidente europeo.
El megalito fue encontrado en 1923 por Armando de Soto en su finca La Lobita, concretamente en el cabezo del Zancarrón, siendo el arqueólogo alemán Hugo Obermaier, el encargado de hacer el primer estudio científico del hallazgo, en 1924. Con posterioridad fue declarado Monumento Nacional en 1931, quedando constancia de la importancia del dolmen, que fue equiparado a otros similares del sur de España, como los de Antequera.
En la actualidad, este monumento del Neolítico, datado entre el 3000 y 2500 a C., presenta un buen estado de conservación, y pese a que fue expoliado, se encontraron en las excavaciones ocho cuerpos colocados en cuclillas con sus ajuares correspondientes. Por su anillo perimetral de más de 80 metros y sus casi 90 grandes piedras, alguna con más de 21 toneladas, se ha considerado como uno de los mayores megalitos de Europa Occidental.
En el corredor del dolmen, de 21´5 metros de largo y una altura que varía desde los 1,45 m. hasta los 3 m. de la cámara final, no hay que perderse el milagro del sol. La construcción está orientada de Levante a Poniente, por lo que los rayos solares entran por el corredor en el equinoccio y se proyectan en la cámara de esta construcción funeraria. El sentido religioso de este rito apunta al renacimiento gracias al sol, los difuntos volvían a la vida.
El culto a la muerte en la Prehistoria es fundamental, venerar a los ancestros y honrar su memoria es lo que se pretendía al construir este tipo de arquitectura. Antes de llegar al dolmen, se ha hallado un círculo de piedras con un diámetro de 60 metros compuesto por diferentes bloques y menhires. Es muy probable, según los expertos, que todo el conjunto fuera un enorme santuario, utilizado hasta la Edad de Cobre.
Una de las características más impresionantes de megalito son las excepcionales grafías y pinturas rupestres que enriquecen los ortostatos (bloques verticales de piedra) y las losas de cubierta del megalito, como simples líneas, cazoletas, «puñales», ídolos y figuras antropomorfas, entre otros signos grabados en la piedra mediante incisiones o abrasión, que constituyen uno de los más importantes conjuntos simbólicos de la Península Ibérica.
La información sobre el enigmático dolmen se muestra en el centro de interpretación y recepción de visitantes, una peculiar construcción a 50 metros de la entrada y excavada bajo tierra. Al estar oculta, no altera el entorno que hay alrededor del monumento ni contamina el espacio. Aquí, el visitante podrá disfrutar de vídeos explicativos, además de disponer de la información necesaria para que la visita sea lo más provechosa posible.
La siguiente parada de esta ruta megalítica es en Valverde del Camino, en la misma carretera N-435, donde los dólmenes de Los Gabrieles esperan al visitante entre jaras y monte bajo típico de la zona. Se trata de dólmenes de la tipología de galería cubierta, construidos con losas de pizarra y sistema adintelado, pudiéndose documentar en estas construcciones bienes propios de los ajuares funerarios del III milenio antes de Cristo.
-U72245260322JtR-760x427@diario_abc.jpg)
Unos kilómetros más al norte, junto a la localidad de Zalamea la Real, espera otro tesoro prehistórico increíble integrado en una preciosa ruta senderista. Hasta la fecha se han encontrado en el término municipal zalameño un total de 49 yacimientos megalíticos que se agrupan en dos grandes áreas, la occidental que se puede denominar cultura dolménica de El Villar y El Buitrón, y la oriental ocupada por los Dólmenes de El Pozuelo.
El conjunto megalítico de El Pozuelo, declarado BIC en 2002, es uno de los más peculiares y significativos de la Península Ibérica. Con un total de 18 monumentos, algunos de ellos recreados y reconstruidos, hace de este lugar un enclave ideal para viajar a la Prehistoria, más concretamente al Calcolítico o Edad del Cobre, cuyo ritual funerario estaba caracterizado por el levantamiento de dólmenes con corredor, sepulcros datados entre el 3000 y el 2500 a. C.
Ocupa una zona de monte bajo con pronunciadas laderas y numerosos arroyos y barrancos. El yacimiento está integrado por cinco unidades, con delimitaciones específicas: Los Llanetes, donde se ubican cuatro dólmenes; La Veguilla, con tres construcciones funerarias; El Riscal, con dos, y Los Rubios y Martín Gil, con un sepulcro cada una. Está perfectamente adaptado para las visitas de acceso libre.
La entrada al conjunto se establece en la Carretera N-435, y concretamente en el desvío hacia la aldea de El Pozuelo (carretera comarcal Hu-5103). Una vez en el cruce se puede tomar la primera intersección a la izquierda (existe una antigua estación de ferrocarril), y desde aquí al grupo Los Llanetes hay unos 4 km. La otra opción es rodear la aldea, por el camino que precede al cementerio, encontrándose a unos 2Km el conjunto El Riscal-La Veguilla.

Cerca de Rosal de la Frontera, junto a la carretera nacional N-433, Sevilla- Lisboa, a la altura del km 155, se encuentra un conjunto megalítico de fácil acceso formado por seis grandes ortostatos dispuestos en forma circular. Las primeras excavaciones arqueológicas hablaban de un dolmen de corredor, pero recientes investigaciones apuntan a que debió ser un calendario solar en forma de cromlech similar al de Trigueros.
Su vinculación con la astronomía viene dada por una de las grandes piedras del conjunto, donde se encuentran talladas las siete estrellas principales de la constelación de la Osa Mayor. El crómlech se sitúa en una llanura junto a fértil rivera del Chanza, lo que permite disfrutar de un paisaje de gran belleza, además una observación astronómica de calidad, en las noches de cielo limpio y despejado. Visitar estos monumentos es una experiencia única que permite al viajero sumergirse en la historia y comprender mejor los orígenes de la civilización humana.
ABC.es